viernes, 26 de febrero de 2010

Pablo González Cid - Café Punta del Cielo > ¿Cómo crecer a pesar de la crisis? 18 Feb 2010


Por Gilberto Suárez Baz

“El fracaso es el camino para alcanzar el éxito” (Pablo González Cid)


El pasado 18 de febrero, un nutrido grupo convocado por Convicción por México y Jóvenes Coparmex nos reunimos con el fundador y capitán de Café Punta del Cielo, Pablo González Cid (Ciudad de México, 1973).

Egresado de Administración de Empresas por la Anáhuac del Sur, Pablo inició en dos trabajos que poco tenían que ver con su auténtica pasión por el café: el sector financiero –porque lo esperable era que ahí iniciara a trabajar- y la venta al menudeo de pescados y mariscos.

Fue así en que, con apoyo de su familia, abrió en México la franquicia de Gloria Jeans, que alcanzó buena presencia en la capital. A cargo de esta marca, Pablo se dio cuenta de que el café que se encontraba regularmente no era de óptima calidad y que no existía una oferta mexicana que compitiera con las principales cadenas estadounidenses e italianas. Se propuso que eso habría de cambiar.

Pensó que el mercado del café en México era potencialmente mucho más elevado de los 640 gramos diarios de consumo per cápita en el 2000 y para ello acuñó el nombre que resultó tener una excelente aceptación: Café Punta del Cielo. Y es que, ¿cómo no iba a existir un mercado cuando México es el quinto productor mundial de café y el más alto consumidor de refrescos per cápita?

De esta manera, en 2004 abrió en Polanco la primera tienda. Bastó una para darse a conocer y que clientes del calibre de Aeroméxico, Wal-Mart y Krispy Cream eligieran la primera marca mexicana de su tipo para ofrecerla a sus clientes.

Desde entonces, Pablo se metió de lleno al laboratorio de café, esfuerzo que le ha permitido ofrecer el primer café capuchino enlatado -que conserva el sabor-, el espresso pods (cápsulas con la dosis exacta para un líquido concentrado) y una variedad de productos que sigue en aumento.

Dotado de una intuición poco común para hacer negocios y con una enorme determinación para alcanzar metas, Pablo encuentra en El arte de la Guerra, de Sun Tzu, la fuente que la da valor para combatir con estrategia y estudiar a su enemigo, la competencia. Afirma que el temor al fracaso y los riesgos contraídos en su caso le motivan más que le paralizan.

El éxito descollante de su proyecto representa no sólo un modelo ejemplar de negocio, sino también un pequeño cambio en los hábitos alimenticios del mexicano, al transitar del erróneo concepto del café como dañino a la salud, hacia el descubrimiento de que su consumo no sólo es bueno, sino que la dosis ideal es de 900 gramos, es decir, unas tres tasas diarias.

Recientemente, Pablo ha descubierto que a su logro empresarial le corresponde un deber de ayuda social igual de elevado. Tenemos también entre nosotros a un potencial filantrópico.

Pablo nos recuerda que los países con más patentes en el mundo padecieron guerras y tienen bajas temperaturas. Hoy por ello está volcado hacia la innovación, su empresa ha logrado ya un número considerable de patentes y nos confiesa cuál es su actual gran apuesta: crear cafeteras mexicanas de alta calidad y que brinden un café aún más rico y de mayor calidad.

En este 2010, cuando en marzo está por abrir la primera tienda en Hong Kong, Pablo sostiene que el consumo per cápita en México se elevó ya al kilogramo diario. Podemos estar seguros que ese resultado se debe, en buena medida, a la presencia de Café Punta del Cielo.

Y este pionero en México lo está logrando. Convencido de que una crisis sirve para ser mejores. Más casos ejemplares como éste, por favor.

Gilberto Suárez Baz


Cifras y referencias:

http://www.cefp.gob.mx/intr/edocumentos/pdf/cefp/cefp0542001.pdf
http://www.esmas.com/emprendedores/casosdeexito/471486.html

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