El revoltijo de sensaciones y percepciones originado de la actividad humana, ubicado en el revoltijo de revoltijos; todos por naturaleza contradictorios, contradice su naturaleza al pretender externar de manera comprensible la mezcla generada y, en la razón hospedada. Hoy su forma es la palabra, la palabra escrita.
Lo ordinario está enmarcado por lo repetitivo de los actos, los actos por la generalidad colectiva. Imperceptible resulta al juicio la insensibilidad posterior a todos los actos. El orden público se extravía al ser conducido en la inercia y por su inercia, la inercia de unos se vuelve la inercia de todos. El orden privado se extravía al ser conducido en la inercia y por su inercia, la inercia de todos se vuelve la inercia de unos. La antinomia, entre lo público y lo privado, propone una nueva inercia para una nueva norma.
Los acontecimientos pululan de lo real, de la realidad mental de los hombres: las hay de talla chica, mediana o grande, impactan a todos por igual; el resultado no es el mismo.
Primero disimulan, luego simulan, todo es normal ¿para que avivar? Cada quien con su cada cual.
Continuará…
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